Capitulo 2-El encuentro

No había dormido en toda la noche, asi que decidí planchar la oreja en la mayor parte del viaje. Además, mi padre me...ayudó por asi decirlo a hacerlo. La banda sonora de "La Guerra de las Galaxias" no es que sea uno de mis discos favoritos.
Llegamos a Backtown sobre las tres de la tarde. El ruido de los coches me despertó. Pitidos, alarmas, gritos, luces... todo me resultaba chocante. Nunca me habia gustado la ciudad, sobretodo las grandes, como esta. Me desperecé y me froté los ojos.
- ¿Hemos llegado ya a Backtown?
- Si...- contestó mi padre con indiferencia. Estaba concentrado en el tráfico y apenas me prestó atencion cuando le pregunté si llegariamos pronto a casa de Lavender.

En un semáforo probé a preguntar otra vez.

- Ems? - dijo distraido mi padre - Pues, hija, sinceramente no lo se... anda, pasame el mapa que tienes ahí, en la guantera.. eso es. Gracias - dijo sonriendo
-¿Nunca has estado aquí?
-Oh! si que he estado, sí. Hace años con tu ma... - se quedó callado y miró al mapa. Yo agaché la cabeza y me miré los zapatos. Era tan incomodo hablar de mi madre. Y pensar que ella estuvo por allí, caminando por las mismas calles que yo pisaría tarde o temprano...
Me sobresalté al oir la euforica voz de mi padre, saltando de alegría al haber encontrado el camino hacia casa de Lavender. Me pidió que le hiciera una perdida con su movil a esta, para avisar de que ya estabamos llegando.
A los 5 minutos paró el coche frente a una enorme verja de metal, que daba entrada a un amplio y bello jardin delantero. Mi padre bajó del coche y llamó al portero automatico que estaba en un lateral de la verja. Habló durante un rato con el y volvió hacia el coche.
La verja se abrió antes de que mi padre entrara en el coche. Encendió de nuevo los motores y entramos por un pequeño camino hasta la puerta principal de la casa, donde una joven mujer nos esperaba en la escalera, pero corrió hacia nosotros (o mas bien hacia mi padre) cuando bajamos del coche.
Corrió con pequeños pasos (ya que llevaba tacones) hasta mi padre, se abrazó de su cuello y lo besó con ternura... o eso creo.Me giré en el preciso momento en el que sus labios iban a encontrarse. Sin mirar hacia los dos tortolitos, me dirigí hasta el maletero del coche para sacar mi maleta, pero Lavender me sorprendió con un fortísimo abrazo.


-¡Me alegra tanto que hayas venido!


Me di la vuelta como pude y la miré. Su cara estaba radiante de felicidad, una felicidad sincera. Era la primera vez que la veía cariñosa conmigo, y eso me resultó extraño. De todas maneras le respondí con una sonrisa y me volví de nuevo al maletero del coche para sacar mi maleta. Ella volvió a colgarse de mi padre y se dirigieron ambos dos hacia la casa. Me invitaron a que les siguiera, pero no me di cuenta. Tenia una lucha pendiente con mi maleta, que pesaba tanto que se negaba a salir del coche.


Yo tiraba con todas mis fuerzas de ella, pero apenas pude arrastarla unos centimetros.


De repente, un tercer brazo apareció de la nada encima de mi maleta, a escasos centimetros de mis brazos.


-¿Me permites?- dijo una armonisosa voz.


Asentí aturdida y vi como un cuarto brazo junto al tercero aparecido tiraron de la maleta con energía, sacandola en un solo intento, y dejando mis brazos colgando en el interior del maletero, que no se habian percatado de que la maleta ya no se encontraba allí.


Giré sobre mis talones para ver al dueño de esos energicos brazos. Cuando le miré estaba sacando el portador de manos de la maleta, y no conseguí verle la cara hasta que se enderezó...



No me di cuenta cuando me entregó mi maleta, ya que me habia quedado embobada mirandole. Me sonrojé y cogí la maleta, al tiempo que me presentaba y le agradecia su ayuda.
- Muchas gracias - Sonreí - Esta condenada maleta pesa lo suyo.
- No hay de que - contesto quedadamente
- Soy Black, Charlotte Black.
- Un placer. Yo me llamo James Steven.
- Encantada -dije, aturdida por el sonido de su dulce voz.
Nos quedamos un rato mirandonos, sin saber que decir. Cuando por fin supe algo que decir, abrí la boca para preguntarselo, pero me quedé callada al ver que el tambien iba a hablar. Cerramos la boca a la vez, y volvimos a quedarnos en silencio, que rompimos rapidamente al reirnos de nuestra patosidad.
- Tu primero - me dijo sonriendo
- Te iba a preguntar que qué te traia por la casa de Lavender.
- Iba exactamente a preguntarte lo mismo pero, si lo prefieres, pasamos dentro y me lo explicas todo...
- Será todo un placer...