Capitulo 1 - La ida

Me levanté temprano por la mañana. Ni siquiera habia salido el sol, y desde mi ventana se podia divisar aun la Luna, ocultandose tras las montañas. Era una preciosa vista.

Lástima. Seguramente nunca volvería a verla... al menos durante un largo tiempo.

Me quedé esperando a que amaneciera definitivamente, en estado de nirvana, pensando en los acontecimientos. Cerré los ojos y escuché el campo.Oí como los pajaros empezaban a piar al nuevo día, y como la brisa de la mañana inundaba de aire fresco mi habitación en penumbra. Noté como poco a poco el sol iba apareciendo y calentando con los primeros rayos de luz mi blanca piel.¡Cómo hecharia de menos aquellas sensaciones que tanto me gustaban!.

Una mano conocida se posó en mi hombro. Alguien detras de mi inspiró lenta y profundamente, y suspiró a continuacion.

- Yo tambien lo hecharé de menos - dijo con voz ronca y grave.

Abrí los ojos, pestañeando. Llevaba mucho tiempo sin abrirlos y me costó acostumbrarme a la luz del día. Me di la vuelta, pero mi padre ya habia salido de la habitación, dejando la puerta abierta.

Cerré la ventana y me dirigí a la cocina (o lo que antes era) pasando entre un montón de cajas de cartón apiladas unas encima de otras. Mi padre no estaba allí, pero seguramente andaría cerca, acabando los preparativos para... para la... mudanza. Oí como corría de un lado para otro, cogiendo cosas y moviendo otras. Me agaché y cogí un zumo de la nevera portatil, ya que la nevera de verdad ya la habian llevado a Backtown, mi nuevo hogar. Mientras me lo tomaba decidí dar una vuelta por fuera. Echaría mucho de menos New Ville. La tranquilidad del campo, de sus gentes...de la vida en general. La hierba que pisaba estaba fresca, inundada por el rocío de la mañana. Nose ni porque lo noté... Ums, claro... estaba descalza. Hice un ademásn de salir corriendo a casa a ponerme unas zapatillas... pero estaba tan sensible que pasé por alto mi despiste y continué andando, sintiendo realmente bajo mis pies la tierra que me habia visto crecer. Caminé durante mucho tiempo, hasta que una voz a lo lejos me gritó:

-¡Charlotte!¡Nos vamos!

-¡Ya voy papá!¡Dejame 5 minutos más. por favor! - supliqué

No vi su expresión, ya que estaba lejísimos, pero me dijo:

- De acuerdo - sonreí abiertamente- pero solo 5 minutos... Lavender nos está esperando

Al oír aquel nombre se me revolvieron las tripas. Lavender, la novia de mi padre, nos estaba esperando en Backtown, con un ramo de flores bajo un brazo y un vestido blanco en el otro.

Miré con nostalgia por ultima vez a mis montañas y corrí en busca de mi padre, que estaba metiendo mi maleta en el coche.

- Ya han llegado los de la mudanza - me dijo cuando llegué. Bajó la mirada y sonrió - Pero creo que antes de marchar debarias calzarte, ¿no crees?

Sonreí sin ganas, abrí el maletero y saqué de mi maleta unas sucias alpargatas. Me calzé y me metí en el coche, lentamente. No quería marcharme de allí. Dejaba a mis amigos, a mi tierra... dejaba a una parte de mi.

-¿Preparada? - me dijo mi padre.

Giré la cabeza y le miré a los ojos. No contesté. Simplemente le miré a los ojos. Como si de un adivino se tratase, contestó a la respuesta que nunca habia dicho.

- No te preocupes... volverás

Y arrancó su coche rumbo a una nueva vida.